jueves, 9 de diciembre de 2010

LENNON



El día 8 de diciembre de 1980, unos disparos a quemarropa frente al mítico edificio de apartamentos Dakota  terminaron con la vida de John Lennon que volvía de regreso a casa tras una sesión de mezclas en los estudios Hit Factory. Durante las tres décadas transcurridas desde entonces, la leyenda de Lennon ha seguido creciendo y su música ha seguido inspirando a nuevas generaciones.
Lo que diferencia a John de otros grandes artistas de rock and roll es que su influencia se extiende mucho más allá de la música. Fue escritor y poeta, director de cine y artista. Fue un activista político con una inmensa conciencia social y un ingenio enorme. Fue un líder y en su búsqueda constante de la verdad fue una fuente de inspiración para personas de todo el mundo. Para mí lo sigue siendo, desde luego.
Mis primeros discos de los Beatles fueron el Álbum Rojo y el Álbum Azul, dos LP’s dobles, cuatro vinilos de un excelente prensado, lanzados por EMI en 1973 con “lo mejor” de The Beatles. Dos obras maestras que se vendieron mucho en su época y que era entonces la opción más económica de tener la mayoría de éxitos del grupo de Liverpool. Estos discos tuvieron la “culpa” de muchas cosas, además de tener que sustituir a menudo la aguja de mi viejo estéreo (“48 horas de audición perfecta” rezaba la etiqueta de esas longevas agujas).

Andaba yo por el año de 1976 peleándome con mis primeros acordes de guitarra escuchando las canciones de Bob Dylan, de Crosby, Stills, Nash & Young, y de muchos otros. Fue el año del Desire de Dylan, disco que me aprendí literalmente de memoria, letras incluidas, cuando la atenta escucha de estos dos álbumes de The Beatles me hizo descubrir un mundo nuevo, otro más. Imposible elegir un mundo antes que el otro.
Como anticipo al advenimiento del punk y mi conversión a The Clash y a su London Calling, me hice más tarde con el Let It Be, el Sgt. Pepper's y el Revolver. Recuerdo que en mi primer grupo hacíamos versiones de “Twist and Shout” y de “Help!”, junto con “Death or Glory” o “Should I Stay or Should I Go” y también recuerdo que los ensayos eran brutales y atronadores.
En diciembre de 1980 la muerte de Lennon me cogió por sorpresa. Yo era un adolescente que estudiaba, es un decir, 2º de BUP en el Colegio San Francisco Javier en Fuente de Cantos (Badajoz), un internado al que fui a dar con mis huesos y mi guitarra. Que asesinaran a John de aquella absurda manera era algo que los que amábamos su música no podíamos comprender y aún hoy sigo teniendo un sentimiento de impotente rabia. De su carrera en solitario, Imagine era uno de mis discos favoritos por aquella época. Double Fantasy, que se había publicado unas semanas antes de su asesinato, se convirtió al año siguiente en disco póstumo y lo vendió todo. “(Just Like) Starting Over” sonaba en todas partes.
John escribió grandes canciones, himnos atemporales, también algunos simples divertimentos y muchas obras maestras. “Imagine” queda como una de las mejores expresiones de lo que debería ser este mundo si no existieran quienes perversamente manejan los hilos. En una entrevista a Playboy el mismo año de su muerte, dijo que “In My Life” fue su “primer trabajo de auténtica importancia” y que le había influido más que cualquier otra en sus composiciones posteriores. Unos veinticinco años más tarde, la revista Mojo encuestó a muchos autores preguntándoles qué canciones consideraban las mejores de todos los tiempos. In My Life quedó la primera.
Dondequiera que estés John, gracias.

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